ARMARIZADA

Correcto o incorrecto. 

Bueno o malo. 

¿Cómo definir ciertas aptitudes y sentimientos cuando no se rigen por lo políticamente correcto pero en tu corazón y en tu cuerpo laten como una hermosa luz? Cálida y divertida, con sonrisa pícara y ojos entornados, sacándote una pequeña carcajada cada vez que a tu mente asoman.

El miedo me sobrecoge por momentos, apelando a la maldad genética, tal vez sea como él en ciertos aspectos, tal vez no sea tan perfecta como deseo y opto. Tal vez mi mente perturbada y desdibujada por la desfortuna de una infancia oscurecida se quedó con el aspecto menos malo pensando que en grados de maldad, lo menos grotesco tal vez sea bueno. E inconscientemente repita, tropiece y caiga.

Tal vez solo soy una muñeca rota, perdida en el mar del amor, con tanta sed que termine ahogada. Pintando mi sonrisa con rojo dolor y secando mis lágrimas con carcajadas fingidas, intentando polarizar lo negativo a base de pegarme con el polo opuesto.

Pero en la tercera opción, en letra pequeña,  estoy yo, tal cual, imperfecta, ácida y tierna, divertida y ansiosa, ciega de sed, ronca de amar a gritos, en un mundo de susurros, y susurrando lo importante para hacerlo menos verdad. 

Deseo ser amada le dijo, 
deseo ser buena en todo lo que hago
tengo miedo a fracasar en el amor, le repitió, 
ser una hoja solitaria perdida en medio de un huracán, sin rumbo
Tus palabras me dan más vida, me hacen ser más yo, me cargan de energía, me renuevan en mi deseo de ser amada.

Cuando conviertes en cómodo lo indebido, cuando una conversación puede encender tu luz, llameando como una antorcha incandescente, cuando una palabra puede provocar oleajes, no puede ser malo, no puede ser erróneo.


¿Confundimos miedo y tristeza? ¿Confundimos pasión y comodidad? ¿Amor? Amar la vida no debe estar tan inquisitado . El mundo debiera regirse con amperios de felicidad, todo aquello que intensifique tus deseos de vivir, de seguir adelante no debe ser juzgado ni clasificado, es en la intensidad con la que vives la vida, lo que te otorga licencia para ser amado. Amar, tan derogado y atenuado, asignatura pendiente en una sociedad armarizada, escondida tras los prejuicios de las velocistas palabras que hacen verdad en su camino. Menos abrigos que tapen tus miedos, abre las puertas de ese armario que te encierra, de esas ajustadas prendas que no te dejan respirar y que encorsetan tu yo más íntimo. 

Ojalá, susurra ella, entre sueños, al final de su escrito, 
fuese más capaz de quitarme amarres y salir más veces del armario.


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