SUMERGIENDOME EN LA MATERNIDAD PANDÉMICA

 

14 de abril, 2020

Curiosamente el catorce de abril, día que se hundió el Titanic, el buque insumergible, voy yo y tirando de ingenio, decido tirarme de cabeza a la maternidad y hacer un bonito juego de palabras.

He de reconocer que la maternidad no me ha cogido por sorpresa, en el sentido de que siempre, en algún momento de mi vida, la he pensado. Al igual que cualquier mujer, imagino, bien sea por el deseo de serlo algún día como por lo contrario, la maternidad ha aparecido, nos ha hecho plantearnos nuestra existencia y hemos dedicado algún minuto de nuestras vidas a explorar esa realidad.

En mi caso siempre que he pensado en ella, los pensamientos negativos afloraban más que los positivos, como buena analistas e ingeniera busco el problema a cada situación, pensando vacuamente que seré capaz de anteponerme al problema y encontrar la solución con mayor rapidez. La maternidad me aterraba, me aterra, esa es la realidad. La he sentido en mi caso como un lugar donde al llegar me despojarían de todos esos derechos y libertades que tanto he luchado por mantener. Y supongo que en cierto modo será así como todo en la vida, cuando decidí estudiar una carrera y en concreto una como ingeniería aeronáutica, sabía que tendría que sacrificar muchas cosas. Cualquier decisión de la vida conlleva evolucionar, y tú, hacerlo con la situación. De momento no conozco ese amor incondicional por ese garbancillo que crece en mi interior pero supongo que si se que es convertirse en madre en el momento en el que lo engendras como me decía mi propia madre años atrás. Desde el momento que sabes que está ahí intentas ya, empezar a tomar las mejores decisiones para él o ella. Alimentarte bien, descansar, y no aferrarte a los nuevos miedos que empezarán a aflorar.

Ser madre tiene dos realidades bastante claras, aquella realidad o idea de realidad que te venden como la "completación" de la mujer, el momento más hermoso de tu vida, el amor más incondicional, esa experiencia que debe vivir toda mujer…. Y por otro lado, el abismo hecho acontecimiento, tu vida yéndose por el sumidero, las noches sin dormir, tu cuerpo destrozado e irreconocible… Cuando a las mujeres nos cuentan esas idealizaciones de la maternidad tan dispares, perdonad que nos sintamos confundidas, perdidas, descorazonadas… pero cómo para no estarlo. 

Imagino que como todo en la vida, la verdad estará en un punto intermedio totalmente personalizable, en el que tu vivas una experiencia única, solitaria y reveladora que a la vez te conecte con sentimientos comunes que muchas mujeres compartimos.

A medida que este garbancito crezca iré intentando aprender con la situación, no exigiéndome demasiado y absorbiendo esta experiencia diferente y única como vaya viniendo. De una cosa estoy segura y es que de esta travesía solo puedo salir, cruzándola, no hay puentes, ni trucos, ni atajos, hay que cruzarla y empaparse. Con lo que implica mi miedo al mar… pero habrá que superarlo.





Almudena Claro            

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