MENTÍ
Es tu olor en el mío, es el
recuerdo de tus pestañas acariciando mi hombro y recorriendo mi espalda, son
los latidos de tu corazón que susurran a mi pecho debido a nuestra cercanía. Es
todo lo que me despierta, me enloquece, me motiva, me fascina, todo lo que
necesito. Y a la vez una locura, el saber que te necesito, como el respirar,
como el agua para el sediento, como el bastón para un ciego.
Una vez te dije “no te necesito para
vivir, pero quiero que estés en mi vida”.
Mentí. Mentí.
Porque te necesito. Te necesito.
En una época en la que defraudo a
mis musas feministas, o no, pero no quiero defraudarme a mí misma. Y siento que
si no te amo, me defraudo, me estafo y me engaño. Busco escucharme en cada
latido que mi corazón emite, en cada onda de energía que mi cerebro me manda,
pero todo lleva tu recuerdo como prólogo y tu ida como final.
La vida nunca me ha sido fácil y
posiblemente yo tampoco le haya sido fácil a ella, pero contigo por complicada
que me vuelvas la existencia, me derrito y me transformo, me desconozco y me
gusto, me asusto y me libero, me siento yo y ajena a mí misma por partes
iguales. Soy una mejor versión de mi misma, aunque a veces sea venenosa para mí,
me gusta como evoluciono cuando se que te tengo por efímero que sea.
Me he perdido en este argumento
de locura que produces en mi, me entiendo tan bien que no se expresarlo, me
enloquezco por segundos pensando en lo poco cuerda que estoy por amarte sin medida,
por amar sin límites.
Una vez te dije que ya no te
amaba y… Mentí. Me Mentí.
Una vez me convenciste de que ya
no te necesitaba. Y te necesito. Te necesito.
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