CARECA

Me empiezo a caer a pedazos de nuevo, empiezo a marchitarme como suelo hacer cuando mi cuerpo quiere hacer un alto en el camino. Me vuelvo a mirar al espejo y verme deshojarme. Mis mechones llevan escritas historias, tantas historias como pelos tengo… tenía en la cabeza. Empiezo a darme cuenta que esto me acompañará por siempre, que esas historias me acompañan y forman parte de mí, porque yo decidí meterlas dentro de mí y convertirlas en parte de mi piel. No es más que mi culpa. Por ello cuando intentó desprenderme de ellas, de esas heridas, de esas historias, se llevan una parte de mí. Son las cicatrices que dejan en mi cuerpo. Ya una vez mis historias se transformaron en una cabeza rapada. De nuevo vuelve a mi, como un deja vù, pero ahora soy más experta en este tipo de batallas, y como toda guerrera de la vida, he aprendido a blandir esa pesada espada, manejándola con soltura, haciendo que corte y silbe al viento… Tal vez esta batalla la tenga que volver abandonar herida y maltratada, pero la vida… La vida la gano.



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