PÁGINA EN BLANCO... ESTA SOY YO

 
Dicen que lo más difícil para cualquiera que se aventura a escribir es enfrentarse a la fobia de la página en blanco, yo soy mucho de hablar sin sentido, así que en esas me encuentro, rellenando esta página.

Me presento aquí, pues porque toda mi vida me la he pasado escribiendo, desde que tengo uso de razón o de lápiz, vomitando mis sentimientos y delirios en diarios, notas, servilletas, en ordenadores cuando la revolución computacional llegó a mi vida a los 12 años, en plena adolescencia... Tantas historias escondidas, pensamientos, todo mi recorrido como persona siempre lo he plasmado en papel o digital, se convertía en una especie de ritual o manera de sanar mis heridas. Por ello no considero que escriba ni mejor ni peor, ¿es posible mesurar eso? Creo que escribir es como caminar por la vida, cada uno a su manera y ritmo, unos con más fuerza y sincronía, otros más tímidamente y de manera más patosa, pero ninguno igual al otro. Siempre he dejado todos mis escritos en el cajón de la vergüenza, en la mayoría de los casos porque estaba yo, desnudándome conmigo misma y ese es uno de los peores miedos que existe, desnudar tu alma frente a los demás, al menos es uno de los míos y de los que más temo.

Tras pasar por muchas etapas en mi vida, siempre termino cogiendo papel y lápiz y busco encontrarme a mi misma, es una manera de conectar con mi yo interior, dejando plasmado todo mi dolor, frustración, alegría, descubrimientos personales... Ahí, congelados por siempre entre tinta y papel.

Ahora me encuentro en un punto de mi vida en el que increíblemente, y tentando toda lógica de la física, mi vida vuelve a dar un giro de 180 grados, a veces pienso que de tantas vueltas se me va a pasar de rosca... Y de nuevo me encuentro intentando recuperar el equilibrio después de bajarme de otra atracción de la vida. Cuando creía que ya había aprendido muchas cosas, las suficientes para no tropezar estrepitosamente, veo la piedra, esa piedrecita que crees demasiado pequeña para dejarte caer y que ni siquiera intentas esquivar, y... si, te das de bruces contra el suelo. Entonces miras la piedra, desde esa posición tan humillante que te deja la vida cuando te tumba y al mirar la reconoces, la entiendes perfectamente, está hecha a tu medida y casi podría decir que lleva tu nombre grabado, es tu yo más oscuro siempre esperando en mitad del camino para recordarte que has de estar preparado para saborear tanto las subidas como las bajadas.

¿Qué puede ser tan grave chica?  Me pregunta mi yo escéptico y déspota, ¿El amor? Tal vez si, pero tiendo a pensar que es una mezcla de traumas recubiertos por el absurdo terciopelo del amor... Me abofeteo a mi misma y me hago reaccionar ante tanta estupidez. ¿Cómo has podido caer en eso? Mi yo feminista arde de indignación. Se que superaré esta otra etapa que la vida me regala, para aprender dice mi madre, pues harta de ser estudiante de la vida, os dejo con una maravillosa poesía de Estefanía Mitre, gran descubrimiento en esta última etapa romántica e indeseable que me ha abordado

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